Una de mis mejores amigas me comentó el otro día, que gracias al chat de la Blackberry, había recuperado el diálogo con su hija de 15 años. Esto me dió mucho que pensar.
En casa, me encanta observar a mis 3 hijos, que ya son adolescentes y ver cómo van avanzando en la vida. Tratamos de guiarles en lo que creemos que es lo mejor para ellos, pero es maravilloso ver cómo van aflorando sus distintas personalidades. ¡Me encanta ver su diversidad!
A veces, me acusan de ser una cotilla porque les hago un montón de preguntas. Pero curiosamente, ¡¡¡todavía les apetece irse de viaje con nosotros o salir a cenar todos juntos un sábado!!!
Muchas noches, nos sentamos todos juntos en el salón, la tele de fondo, cada uno con nuestro ordenador en el regazo, de vez en cuando charlamos… y me parto de risa cuando abro el Facebook, y mis 3 hijos, que están a un metro de mí, me saludan por el chat. Me cuentan cosas, que a lo mejor, no me han contado de palabra. Y son súper cariñosos, me dicen que me quieren, me envían corazones, caritas con sonrisas, yo poco a poco voy aprendiendo a entender su idioma en internet (os aseguro que sólo se parece un poco al castellano)…y de paso echo un vistazo a sus muros a ver si todo va bien…
Y es que ellos son nativos de internet, su manera de comunicarse es el chat (ya sea del Facebook, de la BB, del Messenger…), Nosotros, como adultos y maduros que somos, tenemos que tener la flexibilidad y la inteligencia de adaptarnos si lo que queremos es tener una buena comunicación con ellos.
El otro día un amigo que tiene una tienda online de juguetes, me comentaba la soltura con la que su hija de 10 años compraba por internet o cómo su hijo de 5, manejaba el Ipad mejor que él.
Estoy convencida que, si nosotros queremos, Internet y las nuevas tecnologías nos acercan a nuestros hijos.
Siento mucha pena cuando veo que hay amigos míos, que por no hacer el esfuerzo de aprender y entrar en las redes sociales (por miedo, pereza o vergüenza), prohíben a sus hijos entrar en ellas.
Y ¿qué hacen sus hijos? ¡Entrar igualmente! Ya encuentran la manera, y lo que hacen es mentirles.
También están los padres, que aunque no lo prohíban, no quieren saber nada, ni por curiosidad de Facebook, Tuenti, Twitter, etc…
¿Sabéis que pasamos más de 20 años educando a nuestros hijos? Pues ¡disfrutémoslo! Hay que afrontar todos estos cambios que nos está trayendo internet con curiosidad positiva. No temamos cambiar de opinión porque el apego a las ideas hace que uno se oxide.
En las redes sociales y en la web 2.0, hay principios muy buenos, a pesar de que algunos medios de comunicación siempre sacan a relucir lo malo.
He leído un libro magnífico: “Buen padre, mejor jefe” (http://ow.ly/43Rpf ), que por cierto, la escritora es mi hermana Natalia, y me ha encantado. Enseña los paralelismos entre la vida familiar y la laboral: dos mundos relacionados de los que aprender. En el libro, subraya el gran principio del 2.0:
“Dialogar no supone solo hablar sino sobre todo escuchar”.
Por lo tanto, no prohibamos a nuestros hijos, sino acompañémosles, seamos padres 2.0. Porque como dice Mario Alonso Puig, “El aprendizaje basado en el castigo o la obligación no tiene sentido, hay que despertar las ganas y necesidad de aprender“, empezando por nosotros mismos.
¿Qué opináis vosotros?
Elena Gómez del Pozuelo