La imagen corporativa de las empresas con mujeres en los Consejos de Administración es cada vez más valorada.
La presencia de mujeres en los CCAA trasnmite una imagen de empresa moderna, orientada al futuro, abierta a la diversidad y al cambio. A pesar de ello la realidad es que en España sólo hay un 10,6% de mujeres en Consejos de las empresas del Ibex, un porcentaje realmente pobre. Pero algo estará cambiando porque existen estudios que constatan que las compañías con mujeres en posiciones de liderazgo son más rentables. Muchos de los Fondos ya no invierten en empresas que no consideren a las mujeres en sus Consejos.
El mercado demanda nuevas formas de liderazgo y esto ha gestado un cambio. Las compañías buscan ahora valores femeninos. La incorporación de la mujer a cargos directivos aporta a las empresas más frescura, nuevos métodos, más agilidad, flexibilidad y estructuras menos jerarquizadas. Las mujeres han aportado creatividad, un mayor enfoque sobre los objetivos y han sabido valorar la importancia del capital humano. (Compartir, valorar a sus equipos…)
El mercado demanda nuevas formas de liderazgo y esto ha gestado un cambio. Las compañías buscan ahora valores femeninos. Clic para tuitearLas empresas han entendido que la mujer contribuye con una nueva visión y enfoques diferentes: decide de forma más intuitiva, no cree en las jerarquías, sabe escuchar las ideas de los demás, el trabajo forma parte de sus vidas, humaniza la empresa.
La mujer parece estar preparada para adaptarse a los cambios porque ha tenido que enfrentarse a múltiples situaciones en su vida profesional. Su realidad la ha enriquecido con habilidades muy útiles para el liderazgo: su impulso para actuar ante la incertidumbre le es innato, ha tenido que ser más ingeniosa, imaginativa y realista, luchar por ganarse la confianza de los demás, abordar diferentes frentes siendo resolutiva en temas muy diferentes (personales, familiares, profesionales…) y como consumidora que es, sabe identificarse con los clientes entendiendo sus necesidades.
Científicamente las mujeres tienden a estresarse menos y ser más armónicas. Han tenido que ocupar diferentes roles como: persona, madre, mujer y profesional, tomando permanentemente decisiones en estos diferentes ámbitos. En el fondo, cada familia es una Pyme y las mujeres también han tenido que ser, en cierta medida, empresarias en potencia.
¿Qué ha ralentizado la llegada de la mujer a puestos de alta dirección?
No caeré en los tópicos de las dificultades de conciliación, hijos, etc, que seguro que han influido. La escasez de representación femenina en puestos importantes ha provocado una falta de ejemplos o modelos en los que inspirarse o emular. El modelo de referencia para la mujer ha sido siempre el masculino. La mujer ha intentado competir con los hombres a nivel profesional, en lugar de hacerlo siendo como era: diferente. Nuestro estilo de liderazgo y gestión, no era el modelo tradicional de éxito. Hemos sido cautas, intentando pasar desapercibidas o imitando los modelos de los hombres de referencia, incluso vistiéndonos como ellos en el trabajo.
¡Seamos diferentes!
Tenemos que ser tal y como somos, expresar sin temor nuestras ambiciones como mujeres en el mundo de la empresa, saber vendernos y abrir un diálogo con nuestros colegas y compañeros masculinos. Que entiendan nuestras frustraciones y nosotras saber entender las suyas. La riqueza está en la suma. Puede que algunos hombres se sientan amenazados con la presencia femenina, no están acostumbrados a tratarnos en puestos del mismo nivel. Han de vernos como compañeras, no como amenazas, sino como personas que aportan y suman. La mujer no representa un peligro, sino una apuesta por la diversidad. Seamos todos como somos y saldremos ganando en conjunto.
Hemos de ser visibles, difundir más lo que estamos haciendo.»Los hombres lo pelean y nosotras no». Aspiramos a puestos de alta Dirección, priorizando el contenido del trabajo y no nos interesa el «status» o alardear de dónde estamos y quiénes somos. Nos han vendido lo difícil y los sacrificios de estar en puestos de responsabilidad o en los CCAA, pero nadie nos ha contado lo bueno: remuneración, hablar de «tú a tú», el valor de poder influir en las decisiones, de aportar nuestra visión.
Tenemos estilos de liderazgo diferentes al de los hombres. ¡Sumemos estilos y enriquezcamos las empresas! Nosotras preferimos el networking basado en las relaciones, en lugar de las jerarquías. Sabemos compartir el poder, la información y fomentar la participación. Nos gusta comunicar para reforzar las decisiones y no sólo para dar instrucciones. Basamos el poder en las relaciones personales y estratégicas, más que en las promesas.
Imitemos sin miedo a las mujeres que han y están triunfando.
¿Qué tienen en común?:
- La autoestima: mucha confianza en sus propias habilidades para decir lo que piensan y correr riesgos.
- La obsesión por el servicio (a clientes, empleados, accionistas…). Vital para anticiparse a los cambios en el mercado.
- Utilizan al máximo y sin miedo sus habilidades femeninas: empatía, colaboración y cooperación.
Y por último, convenzamos a todos de que la conciliación no debe ser estrictamente femenina. Se ha de entender como algo social, no como una situación exclusivamente femenina.
¿Qué opináis las mujeres? ¿Y los hombres?